Solemne Función a San Sebastián Mártir

Con la llegada del nuevo año 2018, la Hermandad inicia el mismo con la primera de sus citas: la Solemne Función en honor de Nuestro Sagrado Titular, el Señor San Sebastián.

La Eucaristía en honor de este Santo Mártir, que presidirá nuestro consiliario, el Rvdo. Sr. Don José Antonio Jiménez Cabello, tendrá lugar el próximo sábado 20 de enero, a las 19:30 horas, en la Iglesia Conventual de San Juan de Dios de nuestra localidad.

San Sebastián (Narbona, Galia, Imperio romano, 256 d.C.-Roma, Imperio romano, 288 d.C.) es un santo venerado por la Iglesia católica y la Iglesia ortodoxa. Fue soldado del ejército romano y del emperador Diocleciano, quien —desconociendo que era cristiano— llegó a nombrarlo jefe de la primera cohorte de la guardia pretoriana imperial.

Nació en Narbona (Francia) en el año 256, pero se educó en Milán. Cumplía con la disciplina militar, pero no participaba en los sacrificios paganos por considerarlos idolatría. Como cristiano, ejercitaba el apostolado entre sus compañeros, visitando y alentando a otros cristianos encarcelados por causa de su religión. Acabó por ser descubierto y denunciado al emperador Maximiano (amigo de Diocleciano), quien lo obligó a escoger entre poder ser soldado o seguir a Jesucristo.

El Santo escogió seguir a Cristo. Decepcionado, el emperador lo amenazó de muerte, pero Sebastián se mantuvo firme en su fe. Enfurecido, lo condenó a morir. Los soldados del emperador lo llevaron al estadio, lo desnudaron, lo ataron a un poste y lanzaron sobre él una lluvia de flechas, dándolo por muerto.1​ Sin embargo, sus amigos se acercaron y, al verlo todavía con vida, lo llevaron a casa de una noble cristiana romana llamada Irene, esposa de Cástulo, que lo mantuvo escondido y le curó las heridas, hasta que quedó restablecido.

Sus amigos le aconsejaron que se ausentara de Roma, pero Sebastián se negó rotundamente. Se presentó ante un emperador desconcertado, ya que lo daba por muerto, y le reprochó enérgicamente su conducta por perseguir a los cristianos. Maximiano mandó que lo azotaran hasta morir,2​3​ y los soldados cumplieron esta vez sin errores la misión, tirando su cuerpo en un lodazal. Los cristianos lo recogieron y lo enterraron en la Vía Apia, en la célebre catacumba que lleva el nombre de San Sebastián. Murió en el año 288.

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